jueves, 17 de diciembre de 2009

Hace mucho no escribo el blog, se dice demasiado sobre cine, y sobre muchas cosas. Demasiadas voces que escuchar a nuestro alrededor que nos orientan y nos desorientan. Elegir cuál, es el gran dilema, ya que nos influye, como a los niños les influye lo que ven lo que oyen, y se transforma en parte de la identidad. Cual es la propia? El cine a veces es la expresión de mundos propios, una forma de conectar con los demás, que dificilmente escape a las influencias de otros, pero ese es el cine en que creo, el que está hecho por personas que creen en lo que están transmitiendo. En medio del caos, de la venta, de lo efímero, de la inseguridad. Así que eso es lo que animo hoy desde este escrito, intemos apreciar lo auténtico, aunque no lo encontremos perfecto y claro.

jueves, 30 de abril de 2009

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El cine argentino sigue generando grandes películas contemporáneas. Lamentablemente muchas no llegan a las salas españolas, solo algunas ya consagrados por festivales y/o crítica.
Es el caso de estas dos películas de, para el que escribe, los dos grandes referentes y personalísimos cineastas-autores que son Lucercia Martel y Lisandro Alonso.
La mujer sin cabeza de Martel la ví hace varios meses, justo mas o menos desde que no actualizo el blog. Liverpool de Alonso la ví hoy. Son, tal vez las mejores películas de estreno que vi en este lapso de tiempo (junto con Grand Torino de Clint Eastwood y La frontière de l'aube de Philippe Garrel, ésta última en un ciclo, no se estrenó en salas comerciales)

Los dos directores se mantienen fieles a sí mismos y a la vez sorprenden con una nueva madurez en sus miradas, relatos y estilos. Ambos hacen un cine minimalista pero de diferente tono.
Martel impresiona con una película de fantasmas, pero no con cine de corte fantástico, sino de fantasmas sociales, y todo lo que pasa en el fondo del plano, en las sombras, detrás de las ventanas.
Alonso, por primera vez incluye decididamente el elemento "narrativo" en sus películas contemplativas, y logra un melodrama sobre la ausencia y el retorno sin ningún tipo de estridencias, absolutamente minimal, donde la emoción se queda en cortocircuito y en el vacío.
Además realiza un importante quiebre en un momento de la película, deja de seguir con la cámara al protagonista, como lo hiciera siempre, y se queda en el lugar cuando él se retira. Dejándo al espectador perdido en su pasado. La película ya se anuncia desde los títulos que justamente van hacía adelante y hacia atrás.
Dos películas de poco diálogo, eso que solía ser el mal del ya viejo cine argentino.

Me preparo para el B.A.F.F. (Festival de cine asiático de Barcelona) mi festival preferido en Barcelona, contando los escasos euros que poseo. Y vuelvo y os escribo sobre lo que ví, ok?
Que entre tanta crisis y epidemias el cine sigue abierto.