viernes, 18 de julio de 2008

La Familia II

Aquí estoy. He vuelto al blog, cómo se me complica la constancia voluntaria con las vueltas y obligaciones de la vida. Y no quisiera quedarme tan atrás con los recuerdos e impresiones de las pelis vividas en los días pasados.

Aleksander y Aleksandra.
Hacía tiempo que no salía del cine con esa sensación tan maravillosa que se dá cuando una película te conmueve mucho y además también te llega por la inteligencia, y quedas volando fuera de la realidad por un rato. No es la primera vez que me pasa ésto con un film de Aleksander Sokurov, ("Madre e hijo" y "Padre e hijo" son ejemplos) y esta originalísima historia de una anciana, que con todas sus facultades todavía funcionando, orgullosa y fuerte, va a visitar a su nieto, un soldado ruso en el frente checheno. El contraste se provoca enseguida: los lugares incómodos y sucios para una mujer grande, los olores fuertes y varoniles, la edad...
Los soldados son tan jóvenes, ellas los mira y ellos a ella, son como niños. Abuela y nietos...
Ella intenta convencer a su nieto de que no desperdicie esa juventud que tiene, en esa guerra (una juventud que ella ya no tiene). Luego también mantiene charlas con otros soldados y con un joven checheno, en la que intenta comprender algo de toda esa realidad, y también los aconseja desde la sabiduría que le proporciona la edad.
Sokurov la filma en todo este periplo, en el que Aleksandra se agota constantemente. Un recorrido que por momentos es casi onírico, como en su paseo nocturno. Un deambular por ese campo de batalla que es la vida cotidiana de quienes están allí, sean de cualquiera de los bandos, un combate oculto a los ojos de ella en su violencia, pero latente en los cuerpos y las miradas.
Sokurov filma con exquisitez y logra esos momentos poéticos, emocionales y altisonantes tan asiduos en su cine.
La película por momentos parece un documental, se mueve en esa ambigüedad junto con una ficción mas teatral, está filmada en digital en los escenarios reales, y uno se pregunta como la hizo... Es maravilloso como la película toca muchas notas, logra hacernos sentir que estamos ahí y nos emociona con la simpleza (y profundidad) de la relaciones que entabla esta señora en esos pocos días donde nada parece suceder en el lugar.
En fin, poco me interesa saber el "cómo se hizo", en realidad nunca me gustó demasiado conocer el detrás de cámara de las películas, prefiero no perder la ilusión de lo que veo. Siempre cambio de canal cuando pasan el "así se hizo" en la tele, y no veo los extras de los DVD.
Volviendo a la película, la exploración de Aleksandra atraviesa diferentes capas de la realidad, que como en la cebolla, mas ganas de llorar dan. Pero a la vez uno sale del cine con un sentimiento de vitalidad, de ganas de vivir, de libertad...
Aleksandra vuelve a la ciudad y a su soledad sin mas, con la triste intuición de haber visto
a su nieto por última vez.

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